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lunes, 15 de abril de 2013

Las mascotas y los niños


Los animales domesticados (mascotas) son parte de la vida de los niños. La participación de los padres, la discusión abierta y la planificación son generalmente necesarias para que el mantener una mascota sea una experiencia positiva para todos. Un niño que aprende a cuidar de un animal y a tratarlo con cariño y con paciencia adquiere un adiestramiento invaluable de aprendizaje en cuanto a tratar a las personas de igual manera. Por el contrario, el tratamiento inadecuado hacia los animales no es saludable tanto para el animal como para el niño.
Escoger la mascota apropiada
Mientras toda clase de mascotas pueden brindarle placer a los niños, es importante que se escoja el animal adecuado para su familia, su casa y su estilo de vida, y uno que el niño pueda ayudar a cuidar. Los padres han de ser cautelosos de no tener animales agresivos como mascotas. Recuerde que algunos  animales domesticados y adiestrados pueden ser agresivos. También los animales exóticos  y poco comunes pueden ser difíciles de cuidar y hay que tener mucho cuidado al considerarlos. Los perros son la mejor elección.
Es una reacción recíproca: los niños gustan a las mascotas, en general, y las mascotas -sobre todo los perros, los niños tienen interés por las mascotas se debe a diversas razones: son más curiosos que los adultos y menos precavidos al interactuar con otras especies; aprecian el hecho de que la mayoría se comporte de forma infantil, lo que les confiere una gran ventaja como compañeras de juego; y, entre todas ellas, se sienten atraídos en especial por los cachorros.
Cuidar una mascota
Cuidar a una mascota puede ayudar a los niños a desarrollar destrezas sociales. Sin embargo, las siguientes directivas aplican:
  • Ya que los niños  pequeños (menores de 3-4  años) no tienen la madurez para controlar sus impulsos de agresividad e irritabilidad, hay que observarlos cuando están con las mascotas.
  • Los niños pre-adolescentes (menores de 10 años) en muy raras ocasiones pueden ser capaces de cuidar por su propia cuenta a un animal grande como un gato o un perro.
  • Los padres tienen que supervisar el cuidado del animal aunque ellos crean que su niño sea suficientemente maduro para cuidar del animal.
  • Si el niño se descuida en el cuido del animal, los padres pueden tener ellos mismos que asumir la responsabilidad.
A los niños hay que recordarles suavemente, no como regaño, que los animales, al igual que las personas, necesitan alimento, agua y ejercicio. Si un niño continúa descuidando al animal, quizás se debería  conseguir un nuevo hogar para el animal.
Los padres son los modelos por excelencia. Los niños aprenden a ser los dueños responsables de una mascota al observar el comportamiento de sus padres.
Las ventajas de tener una mascota
Los niños que se crían junto a mascotas muestran muchos beneficios. El desarrollar sentimientos positivos hacia el animal puede contribuir a la autoestima y la autoconfianza del niño. Las relaciones positivas con las mascotas pueden ayudar en el desarrollo de relaciones de confianza en otros. Una buena relación con una mascota puede también ayudar a desarrollar la comunicación no verbal, la compasión y la empatía. Las mascotas pueden servir diferentes propósitos con los niños:
  • Ser los recipientes garantizados de los secretos y pensamientos privados.
  • Los niños con frecuencia le hablan a sus mascotas, al igual que lo hacen con sus animales de peluche.
  • Pueden proveer lecciones acerca de la vida: la reproducción, el nacimiento, las enfermedades, los accidentes, la muerte y el duelo.
  • Pueden ayudar a desarrollar un comportamiento responsable en los niños que los cuidan.
  • Proveen un enlace con la naturaleza.
  • Le pueden enseñar al niño el respeto hacia otros seres vivientes.
  • Otras necesidades físicas y emocionales que se pueden satisfacer al hacerse dueño de una mascota pueden incluir:
  • Actividad física
  • Bienestar al tocarlo
  • Amor, lealtad y afecto
  • Experiencia con la pérdida, si un animal se pierde o se muere.
Aunque la mayoría de los niños son suaves y bien portados con las mascotas, algunos pueden ser bruscos y hasta abusivos. Si tal comportamiento persiste, éste puede ser una señal de problemas emocionales significativos. Cualquier niño que abusa, tortura o mata animales debe de ser referido a un siquiatra de niños y adolescentes para una evaluación comprensiva.


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